jueves, 29 de diciembre de 2016

El mayor número que se puede escribir usando tres cifras

"El número que se escribe 999, o sea nueve elevado a nueve elevado a nueve, que es el número  mayor que se puede escribir usando solo tres cifras, tendría, si se escribiera entero, trescientos sesenta y nueve millones de cifras; a razón de una cifra por segundo, se tardaría once años en escribirlo; y, calculando dos cifras por centímetro, tendría mil ochocientos kilómetros de largo".

George Perec
La vida, instrucciones de uso


martes, 20 de diciembre de 2016

Abracadabra... así se fabrica un "medicamento" homeopático

El texto de la etiqueta significa 100% azúcar. De verdad de la buena.

Un documento audiovisual perpetrado por una empresa homeopática, Helios, que lo único que tiene de bueno es su localización, en el barrio londinense de Camden. El vídeo está en inglés, pero no vais a tener problemas para entenderlo; las imágenes son elocuentes y os lo cuento debajo:



La magia empieza a partir de productos naturales, cómo no, principalmente de origen vegetal y mineral. Si el remedio es una planta hay que machacarla y meter el puré en alcohol donde se va a diluir sus componentes, que son muchos y muy distintos. Pero no importa cuántos ni cuáles son, al fin y al cabo van a desaparecer muy pronto...

El brebaje inicial, llamado tintura madre por los homeomagos, se sacude diez veces sobre un libro encuadernado en piel (según Hahnemann, el gurú que se inventó la homeopatía, el libro en cuestión tiene que ser una biblia). Como sacudir es una palabra poco fina, esta gente habla de sucución, pero no deja de ser dar golpecitos para remover.

A partir de aquí llegamos a uno de los fundamentos de la magia homeopática: las diluciones seriadas. En el vídeo vemos la técnica de diluciones centesimales: se toma una parte del brebaje y se mezcla con 99 de agua (o alcohol, depende) y se vuelve a someter a la mágica sucución. Ojo al detalle: la parte a diluir no se mide con una pipeta sino que se deja caer una gota poniendo el tapón de corcho como ayuda. Tampoco importa la falta de exactitud porque ya os digo que al final no queda nada del producto inicial. Porque el asunto de diluir uno en cien se repite de forma seriada de manera que a partir de la dilución número doce ya no queda nada de la tintura madre. No importa: el mago, que parece serio porque en lugar de frac y chistera lleva bata de laboratorio, continúa el proceso porque cree que cuanto más se diluye una sustancia que ya ha desaparecido, más poder curativo tiene (sí, son adultos y peor aún, suelen ser titulados en alguna disciplina científica). La imagen superior, una captura del vídeo, es de un "remedio" homeopático que se ha diluido centesimalmente ¡doscientas veces consecutivas! a pesar de que cuando se ha hecho solo doce veces, como os decía, no hay ni pizca de lo que estábamos disolviendo.

El vídeo continúa explicando que si el material de partida es un mineral se mezcla una parte de machacado con 99 de azúcar, ya que generalmente son insolubles. La magia es la misma: una parte de esta mezcla se mezclará, valga la redundancia, con 99 de azúcar, y luego una de esta con 99 de azúcar... Para que parezca más serio el protocolo incluye tiempos, como cuatro minutos por aquí, seis por allá, pero eso es parte del truco; se trata de desviar la atención para que no veas que lo que está haciendo no tiene ni pies ni cabeza.

Una cosa chula es que la empresa presume de haber automatizado el proceso con unas máquinas que ya no golpean sobre el cuero de un libro. No sé qué diría el gran Hahnemann si levantara la cabeza. Sea como sea, al final el remedio inexistente debe estar diluido en un líquido con el que empapan unas tabletitas de azúcar. Se dejan secar, y a empaquetar. Azúcar de lujo, como comenté por aquí hace un tiempo. Me pregunto qué respondería un homeópata si le preguntáramos si puede distinguir dos pastillas de diferentes remedios homeopáticos.

Por cierto, para que veáis la seriedad de las empresas homeopáticas, la web de esta empresa, aparentemente tan seria, tiene un apartado, la librería, con materiales sobre ciencia de vanguardia como ángeles y espíritus, astrología, budismo, chacras... La imagen es de una captura de su web:


Un vídeo muy didáctico, como veis. ¿Preguntas?
(Lo encontré gracias a @GaboTuitero).
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martes, 13 de diciembre de 2016

Cosillas WTF en libros de texto de ciencias, primera parte

La cosa va a dar para varias entradas, que errare humanum est, como todo el mundo sabe, y quien esté libre de pecado, incluido el responsable de este blog, que tire la primera piedra. Pero ahí va la primera selección, para arrancar alguna sonrisa y, si es posible, para aprender un poquito.

Alguien no ha terminado de entender la Ley de Lavoisier, la que dice que la masa se conserva en las reacciones químicas. A la vista del disparate, la ley podría renombrarse como Ley de la masa dicharachera:


Otra errata producida por términos parecidos, aunque esta me mosquea más. Al fin y al cabo me he encontrado con más de un  estudiante que no tiene claro la diferencia entre compresible (que se pude comprimir) y comprensible (de comprender, que no es lo mismo):


Es de ley advertir que los dos disparates anteriores los encontré en la versión que se repartió al profesorado a finales del curso anterior, y que los textos que han llegado a las aulas llevan conservación y compresible.

¿Y en esta imagen? ¿Encontráis algún error?


Yo tampoco. Salvo que una gaviota no sea capaz de conseguir las proezas relatadas en el enunciado. Quizá sea por eso, o porque el bicho no tiene la categoría suficiente, los editores han quitado la gaviota para poner un águila imperial en el texto definitivo:


Aquí sí que hay un error. Lo que no sé es dónde. Si en el texto, donde en lugar de mofeta debería poner tejón, o si está en la foto, donde en lugar de un tejón debería haber una mofeta:


Si mal está confundir un tejón con una mofeta, mucho peor es lo que sigue. Al fin y al cabo, mofetas y tejones son mamíferos, cosa que, salvo que sea yo quien se equivoca, no podemos decir de los graciosos pingüinos. Absolutamente imperdonable:


(Esta burrada no la encontré yo, la cazó @Ikutram).

Ay, las tildes... qué mal se llevan algunos con las tildes. Que ángulo es esdrújula, y que si fuera una palabra llana no llevaría acento. Dos errores en uno, nada menos. El horror:


(Y esta, vía @ConchiLillo)

Terminamos por hoy con un error de otro calado, pero no termino de entender por qué se ha cometido:



Como sospechaba, y como compruebo en la Wikipedia, no se publicó en inglés sino en latín, al estilo de aquel entonces. La primera edición, en latín moderno, data de 1687. No apareció en inglés hasta 1728.

Si te ha gustado, ya antes puse por aquí algunos otros errores que he ido encontrando en libros de texto de ciencias:

¿Quién dice que los cambios físicos son reversibles?
Juraría que los telescopios no hacen eso
El barómetro, Torricelli y el libro de texto equivocado
Las plantas NO fabrican su alimento
¿Cómo explicar la existencia de la materia? (¡En un libro de texto!)